(..) Annika mientras tanto se paseaba en la habitación con nervios, ya que desde que había despertado esa noche había intentado encontrar alguna forma de salir, pero le fue imposible. Todo estaba asegurado y la puerta tenía llave por fuera. Además, hace rato que oía movimiento por la casa y no entendía a que se debía. ¿Será que Ville por fin me encontró?, se preguntó a si misma con esperanza. Esperaba que fuera eso y no alguna otra cosa. Deseaba cuanto antes irse de ese lugar y alejarse lo más posible de Viktor por el resto de su existencia, aunque debía admitir que extrañaría a Kristoff. Él había sido muy amable con ella y tal como le había prometido, le trajo un bello vestido y otra copa de sangre para que bebiera cuando pasó a verla unas horas antes. Annika deseaba poder liberarlo de su hermano, pero sabía que eso sería casi tan difícil como que alguien la liberara a ella, pero deseaba poder devolverle la amabilidad que él le mostraba.
De pronto la puerta de la habitación se abrió de golpe y Viktor entró acompañado de la vampira que la había puesto en un trance la noche anterior. Annika se apartó de ellos lo más que pudo, arrinconándose contra la pared con miedo, pero Viktor se le acercó y le aprisionó los brazos tras la espalda, impidiéndole moverse. Entonces, Anya se acercó y al igual que la vez anterior obligó a Annika a mirarla directamente a los ojos y la puso en un trance.
— ¿Ahora qué quieres que haga con ella, Viktor? — le preguntó Anya mirándolo.
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