Faltaba una hora para el amanecer, y mientras Ville esperaba a que el sueño de la mañana le llegara, observaba a Annika, quien dormía boca abajo a su lado, con la espalda descubierta y su largo cabello negro extendido sobre la sábana blanca de la cama. Se veía tan hermosa que él no deseaba despertarla, por lo que se acercó con cuidado a ella y acomodó un mechón de su cabello suavemente para luego depositar un beso en su mejilla, cuidando en todo momento no perturbar su sueño. Ville comprendía que después de todo lo que habían compartido en la bañera y poco después en la cama, ella estuviera agotada, así que la dejó descansar mientras él se quedaba observándola.
Ville agradecía que al fin pudiera tenerla a su lado después de tanto tiempo separados, de que había podido recuperarla a pesar de todo… a ella y a su amor. Todos esos años en los cuales estuvieron separados para Ville fueron peor que una tortura. Cada noche añoraba tenerla a su lado, pero siempre su lecho estaba vacío, aunque eso ya no sería así nunca más. Annika había regresado y esta vez Ville no permitiría que se la arrebataran. Si era necesario la defendería con su vida antes de dejar que la alejaran de él otra vez.
De pronto el sonido de la campana lo alertó, ya que el sonido era una señal de que algo malo estaba sucediendo, así que Ville se levantó rápidamente de la cama y comenzó a buscar la ropa que había dejado en una silla antes de entrar en el cuarto de baño horas atrás para luego vestirse. Una vez que estuvo listo, se acercó a la puerta y la abrió, encontrándose así de frente con Jyrki, quien había llegado a informarle de lo que sucedía.
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