(...) Viktor estaba sentado en un enorme piano, tocando y entonando una canción con todo el dolor de su alma, mientras se veía como las lágrimas de color rojo asomaban en sus ojos. Las palabras que decía encerraban tanto de lo que había sufrido hace un tiempo que simplemente no pudo marcharse, así que Kristoff buscó un antiguo sillón y se sentó a observar a su gemelo mientras tocaba el piano.
“Pero una vez tú me heriste y yo no puedo olvidar el dolor
Las espadas filosas dentro de mi alma
Dentro de mi alma…
Yo traté de olvidarte
Yo traté de amarte
Pero te lastimo todo el tiempo.
No puedo olvidarte
Estoy asustado de tocarte
Y siempre te veo llorar”.
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